jueves, 20 de enero de 2011

9 Versiones: octava página

DETALLES SIN SENTIDO O CÓMO DESTRUIR EL MISTERIO

Una mano misteriosa de una silueta anónima (aunque no era tan misteriosa la mano, ni tan anónima la silueta, ya que se trataba de Juan Ignacio Martín Sanchez, residente del 2º B del portal de la Virgen Reponcia, en la Calle de la Condescendencia, panadero de profesión y crápula de afición) dejó en un banco un libro de aspecto viejo y arcáico (se trataba de una vieja edición de El Rufián Castrucho) y se esfumó entre la densa niebla que había aquella noche (realmente no era niebla, sino humo de una papelera que unos vándalos habían prendido por reivindicar los nobles valores de antaño). Debido a la fuerza del viento (aunque en realidad era el ciclista enamorado de la otra versión) las páginas se movieron y una página quedó doblada al cerrarse el libro (fue la última página, la única de todas que tiene algo escrito, aunque sea con palabra desordenadas, ya que el resto del libro está en blanco).

Por la mañana, una muchacha alegre llamada Carolina (aunque sólo estaba alegre ese día porque generalmente está cabreada con todo el mundo) recogió el libro y se lo llevó a la escuela (el Colegio de Enseñanza Pública San Antonio del Descanso Eterno). Allí el profesor (Fermín Regio del Cabal, hijo de Ernesto Regio Acerrán y Maria Eugenia del Cabal Trapisonda) se dio cuenta de la presencia del libro (lo que pasó realmente fue que el libro se le cayó a Carolina al suelo e impactó con el lomo [que tenía partes de metal] en el pie del compañero de al lado, y con el berrido de este último el profesor se asustó y entonces divisó el libro) y decidió abrirlo sólo para observar que estaba completamente en blanco a excepción de la última página, que estaba lleno de palabras sin ningún sentido aparente (¡sorpresa!). El profesor decidió entonces que sería un buen ejercicio de creatividad que los alumnos rellenasen el libro con frases hechas a partir de las palabras que había en la última página (mentira, lo que pasa es que no se había preparado la clase, los niños estaban más inquietos de lo normal y le estaban volviendo loco, y además había discutido con la parienta la noche anterior, por lo que no había podido dormir; estaba empezando a considerar la posibilidad de defenestrarse justo antes de que el libro cayese al suelo, lo que fue para él un regalo del Cielo).

Así todos los alumnos escribieron en el libro (aunque algunos cogieron los compases y se dedicaron a escribir en las mesas con la punta de metal del mismo) y una vez habían escrito todos su frase (excepto Pablito, nadie recuerda nunca a Pablito) Carolina se llevó el libro para dejarlo en un lugar donde otros pudiesen continuar escribiendo y escogió la romántica idea de dejarlo bajo un árbol (realmente era que no quería andar más y quería irse de una puñetera vez a su puñetera casa y ver la puñetera tele).

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9 Versiones: detalles sin sentido o cómo destruir el misterio por William Singray se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

1 comentario:

  1. Por fin encontré tu blog! :D
    me acabo de leer esta versión y me ha encantado, sobre todo lo del profesor. Ojearé ahora algunas de tus actualizaciónes a ver q tal jeje
    ciau!

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